martes, 31 de marzo de 2015

Reflexiones nocturnas

Perdón por el abandono veraniego; pero es que, tras los exámenes, necesitaba desconectar un poco de todo. Aunque, como podéis suponer, mi forma de desconectar está muy relacionada con sentarme en el sillón a ver una buena peli. La gracia reside en que entre mis particularidades, prefiero que la peli no me resulte desconocida; osea, que lo que me gusta es volver a ver algo que sé a priori que me va a gustar.

Bueno, pues eso es lo que he hecho esta dos ultimas tardes. Ayer la elegida fue Big Fish y hoy la elegida ha sido Dogville. Ya sé que ambas ya han tenido un pequeño hueco en el blog, pero en este caso no me apetece hablar de ellas como obras fílmicas, sino como grandes reflexiones sobre la sociedad actual.

Son dos películas que contrastan; es más, me atrevería a decir que en la forma son antagónicas. El mundo de Burton es colorista, fantástico, incluso recargado. El de Trier es todo lo contrario: frío, oscuro, deshumanizado, Beckettiano, distante. Con el Pez Gordo todo nos parece fácil, todo fluye como ese gran río que conduce la película. Mientras con el pueblo de los perros todo es mucho más arisco como las montañas que lo rodean.

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